Casa III

La desdicha es el resultado de sólo una cosa: la expresión continua de una fase negativa de la tercera casa.



La Casa III es la vía por la cual el pensamiento humano se derrama sobre el espacio físico en el que se desarrolla nuestra vida, del mismo modo que la XII era el canal por el que se liberaban nuestros sentimientos. Pero si en la XII la agresión de los sentimientos salvajes causaba destrozos en el medioambiente, aquí la liberación se efectuará según las reglas del arte. En efecto, la naturaleza humana ha cambiado en el espacio de tiempo que va de la XII a la III. Hemos efectuado el trabajo de sembrar las semillas del pensamiento a través de la VII; hemos probado el sabor de estas semillas al interiorizarlas en nuestra tierra a través del canal XI y ahora estamos en condiciones de separar la buena hierba de la cizaña. Exteriorizaremos, pues, por el canal III lo que nos parece adecuado, habida cuenta del nivel de conciencia alcanzado y según las condiciones en que se desarrolla nuestra existencia, ya que ese canal se encuentra muy cerca de las realidades materiales y el pensamiento ha de procurar ser fiel a sus principios espirituales, pero al mismo tiempo adecuarse a las exigencias del mundo físico en el que está operando.
El signo de Géminis, que constituye el marco natural de ese canal, expresa esa doble necesidad en la figura de los dos gemelos, el celeste y el terrestre. En el canal III todos debemos ser de algún modo el hombre de la tierra y el hombre del cielo, el Caín y el Abel trabajando al unísono, y separar esas dos fuerzas, o bien conduce a la inoperancia o al atropello. Ser el gemelo sublime nos valdrá la incomprensión de nuestros coetáneos; ser únicamente el hombre de las realidades materiales nos convertirá en el individuo para el cual el fin justifica los medios, y así cargará un karma que tardará varias encarnaciones en pagar.
Las funciones ejecutivas de la Casa III corren a cargo de Mercurio, pero el planeta que rige el signo sobre el cual se encuentra implantada será el usurpador de esas funciones en la presente vida. La relación buena o mala, entre esos dos regentes, ha de decirnos si el trabajo propio de esa Casa será realizado armoniosamente o no, con eficacia o no.
La Astrología Tradicional nos dice que la Casa III rige los hermanos, los vecinos, lo que forma parte del medioambiente en que se desarrolla la vida del individuo, los contactos y relaciones con los seres y las cosas que nos rodean, los pequeños desplazamientos, las palabras y escritos con que expresamos nuestro modo de pensar.
Siendo el canal por el que se manifiesta el pensamiento humano, la Casa III regirá todo lo que es idóneo a esa expresión en el más amplio sentido, englobando en ella los medios que la civilización y el progreso industrial ponen a nuestro alcance para tal manifestación: prensa, radio, cine, TV, transporte, papel, imprenta, etc., en lo que tienen de medio difusor.
Los buenos o malos aspectos sobre este sector y sus regentes han de decirnos si el individuo tendrá un fácil o difícil acceso a esos medios, ya que puede ser un gran pensador, puede tener muchas cosas que decir y, sin embargo, tener muy accidentado el camino a los medios de difusión. Cuando la Casa III es poderosa, sean buenos o malos los aspectos que recibe, es indicio de que el individuo trabajará enormemente con su pensamiento y que su trabajo de modificación del medio que habita será intenso y profundo.
Cuando las Casas VII, XI y III, correspondientes a los signos de Aire, se encuentran fuertemente ocupadas por los planetas o intensamente aspectadas, es signo inequívoco de que el individuo trabajará en la presente encarnación con las fuerzas del pensamiento y, si es la Casa III la privilegiada, ello ha de significar que dejará huella en el mundo por su actividad mental.

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